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08/07/2020

Uso de opiáceos y percepción del control del dolor en pacientes hospitalizados

opiacis

En la sociedad americana es muy común el consumo excesivo de opiáceos para atenuar dolores que podrían tratarse de maneras alternativas. Esto podría explicar el incremento de adicciones y muertes observado en los últimos años. Las escasas restricciones médicas en recetarlos y la necesidad de los pacientes de dominar el malestar, sitúan la ambivalencia de los medicamentos en la esquina perjudicial. En este contexto, el artículo ha sido concebido para conocer si este panorama responde a diferencias culturales del país frente a los demás y, por tanto, ayudar a reconducir la situación.

Inyección de morfina. istockphoto ©Tashatuvango

En las últimas décadas se ha observado un incremento mundial en el uso de fármacos analgésicos derivados del opio, tipo morfina o similares. El hecho es particularmente grave en Estados Unidos, donde ha adquirido carácter de epidemia. El abuso de opiáceos, lícitos o ilícitos, ha crecido entre 10 y 14 veces en 20 años, y las muertes por sobredosis se han incrementado de 21000 en 2010 a más de 42000 en 2016 y han superado a las muertes por accidente de tráfico.

Las causas de este abuso masivo seguramente son diversas. Se sospecha que puede haber influido el mensaje lanzado en la década de los 90 por varias sociedades científicas y propiciado por la industria farmacéutica de que el dolor se debe considerar como el quinto signo vital y que debe ser erradicado de los hospitales. También podrían haber jugado un destacable papel la disponibilidad de formulaciones de liberación sostenida baratas y potentes, el mensaje erróneo de que se trata de fármacos seguros y útiles en dolores de intensidad moderada, y que cada vez haya más pacientes que conviven con enfermedades que producen dolor crónico como el cáncer. La pregunta que surge es si, además, podrían existir diferencias culturales de manera que el paciente americano fuera más exigente en cuanto al control del dolor que el de otras áreas geográficas.

Para intentar responder a esta cuestión, investigadores de 8 países de varios continentes, entre los que hay investigadores de la UAB, han publicado recientemente en el Journal of Hospital Medicine el estudio "Opioid Utilization and percepción of pain control in hospitalized patients". El estudio se llevó a cabo en 1000 pacientes reclutados en 4 hospitales estadounidenses y 7 hospitales de otros países de todo el mundo, entre ellos el Hospital de Sant Pau de Barcelona.

Entre los hallazgos más significativos destaca que el número de pacientes a los que se había prescrito opiáceos durante una hospitalización convencional en salas de medicina interna y en el alta era más alto en Estados Unidos. Las dosis, en caso de prescripción, también eran más elevadas. Paralelamente, los pacientes de Estados Unidos referían mayor intensidad de dolor percibido en el momento de ser entrevistados y estaban menos satisfechos con el control del dolor que alcanzaban con los tratamientos instaurados durante la hospitalización. Todo fue convenientemente controlado por edad, sexo, gravedad de la situación médica motivo del ingreso y motivo de prescripción de la analgesia, antecedentes previos en la utilización de opiáceos y diversidad de otras variables.

Las conclusiones son que el patrón de prescripción de los médicos estadounidenses es mucho más laxo que el que se emplea en otras zonas geográficas y que las expectativas respecto a la percepción y la satisfacción del control del dolor parece que no son las mismas en pacientes americanos que en pacientes de otros países. Esta mayor utilización durante los ingresos se alarga después del alta y se cree que puede contribuir a la dependencia posterior en la que caen muchos individuos. Por lo tanto, de alguna manera se confirma que existen diferencias culturales y sociales que pueden contribuir a la epidemia en la utilización de opiáceos en Estados Unidos.

Conseguir revertir el grave problema sanitario al que se ha llegado exige trabajar los hábitos de prescripción de los médicos que recetan opiáceos de una manera poco estricta. Sin olvidar que son fármacos enormemente beneficiosos cuando se usan de forma correcta, se debe partir de la premisa de que su uso es potencialmente dañino. Tanto o más importante sería reeducar a los pacientes y la sociedad en general en cuanto a sus expectativas acerca del control del dolor en muchas circunstancias.

Elena Sendra y Jordi Casademont
Servicio de Medicina Interna.
Hospital de la Santa Creu y Sant Pau y Facultad de Medicina. 
Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

Referencias

Marisha Burden , Angela Keniston, Mary Anderson Wallace, Jason W Busse, Jordi Casademont, Smitha R Chadaga, Sumitra Chandrasekaran, Marco Cicardi, John M Cunningham, David Filella, Daniel Hoody, David Hilden, Ming-Ju Hsieh, Yoon-Seon Lee, Daniel D Melley, Anna Munoa, Francesca Perego, Chin-Chung Shu, Chang Hwan Sohn, Jeffrey Spence, Lindsay Thurman, Cindy R Towns, John You, Luca Zocchi, Richard K Albert. Opioid Utilization and Perception of Pain Control in Hospitalized Patients: A Cross-Sectional Study of 11 Sites in 8 Countries. J. Hosp. Med.  Vol. 14 (num. 12): 737-745. July 24, 2019. doi: 10.12788/jhm.3256.

 
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